15/06/08

PAPA CHEO

Partiste un 20 de julio. Tenía 10 años y fue mi primer encuentro con la muerte de un ser querido. Mi corazón se rompió en mil pedazos. No hallaba consuelo ni sosiego, ni siquiera podía llorar. Recuerdo vívidamente estar sentada en el departamento barranquino mirando fijamente el cuadro del Corazón de Jesús que entronizaba la sala. Mi mirada fija en los ojos de mi nazareno y una sola pregunta: ¿Porqué?

Es un dolor que me ha acompañado la vida entera, recién hace un par de años gracias a la psicoterapia "te perdoné" por haberme dejado. Y he puesto nuestra mejor foto en mi cuarto, mi luto pasó luego de 29 largos años.

Abuelo, quisiera retroceder el tiempo y volver a mi tierna infancia para devorar mis frunas y chupetes piccolino y saborear los bizcochos de la panadería del parque Torres Paz (no existe más); escuchar las carreras de caballos y jugar con los naipes.

Pero por sobre todas las cosas tu abrazo PAPA y nuestro inmenso amor. Te extraño mucho. Tu hija es ya una mujer que todavía cree en la bondad de las personas y que la familia debe permanecer unida. Dios te bendiga y te acoja en su morada santa.

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