4/04/10

Cayetana



Por Noelia Girón



Su solo nombre bastaría para tenerla viva en mi memoria, pero Cayetana era más que una palabra que podía deletrear y jugar buscando sonidos, rimas, ideas. Las palabras, además, me enseñaban a observar.

Encontré así que Cayetana no sólo era un nombre interesante. Su dueña era una mujer de rasgos singulares en su persona y en su trato. Me decía "señorita" (yo tenía 8 años) y respondía siempre con un respetuoso "señora". Ahora en la lejanía del tiempo la recuerdo y ella viene como era : una dama.

Lo singular en esta dama es que tiene la cara tiznada , con un tizne de carbón de piedra con el que trabajaba para mantener a su numerosa familia. Su hogar era una habitación llena de niños "mis hijos" -decía - y yo pensaba: "algunos tienen que ser sus sobrinos".

Los niños y el marido al que no recuerdo haber conocido han desaparecido en el pasado, sólo queda ella con su elegancia en medio de la pobreza de su vestido; la blanca sonrisa y los negros ojos de brillante mirada como los mejores cosméticos en su cara tiznada.

Cayetana es para mi un símbolo de la mujer que lucha por la vida sin amilanarse ante las dificultades !Cómo hacía para sonreír si su faena del día era la misma de ayer y la misma de mañana! Una mujer que podría haberse sentado a estirar la mano, abrumada por las necesidades pero que, empujada por esas mismas necesidades caminaba con la frente en alto; la cara y las manos, tiznadas por su oficio de carbonera, entregadas a la amistad, al respeto y afecto. Así entró para siempre en mi memoria.

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